¿Sabes elegir la potencia de tu bombilla LED o de bajo consumo? En esta segunda entrega te explicamos algunas claves de cómo influye la intensidad de la luz en tu inconsciente, algo que debes de tener muy presente a la hora de escoger tu iluminación.
En la anterior entrega te explicamos algunas claves de cómo el tono de tu bombilla, determinado por su temperatura en grados Kelvin, puede ser determinante para lograr las sensaciones adecuadas en cada ambiente de tu hogar, ya sea el salón, la entrada o el dormitorio. En esta ocasión abordaremos otro factor determinante: la intensidad luminosa percibida por el ojo humano, o flujo luminoso.
El flujo luminoso es, de forma poco rigurosa, la medida física que establece la intensidad de la luz percibida al ponderar las distintas potencias de cada color del espectro visible (o longitud de onda). Podría decirse que el flujo luminoso nos permite conocer la cantidad de luz que recibimos de una determinada fuente, considerando su potencia y dirección o ángulo de emisión. Su unidad de medida es el lumen, que equivale al producto de una candela (unidad de intensidad luminosa) y estereorradián (unidad de ángulo tridimensional).
Para que te hagas una idea más exacta, una bombilla tradicional incandescente de 100 vatios emite unos 1300 lúmenes, mientras que una de 25 vatios sólo unos 200 lúmenes.
¿Qué niveles de intensidad son los adecuados para tu decoración?
Pues, como siempre, depende de lo que busques. Debes considerar que a mayor intensidad luminosa percibida, mayores serán las sensaciones estimulantes, que no siempre serán las más agradables. Por ejemplo, una iluminación cálida superior a los 400 lúmenes por metro cuadrado, resulta artificial, molesta, y produce fatiga visual; mientras que el mismo flujo luminoso en una iluminación fría es estimulante y permite trabajar con gran visibilidad.
Para elegir la potencia luminosa de las bombillas se debe considerar la intensidad percibida por metro cuadrado.
Como recomendación, podríamos establecer los siguientes criterios:
- Cocinas y sectores de trabajo: Utilizar entre 150 y 350 lúmenes por metro cuadrado, siendo muy recomendable utilizar tonos intermedios o fríos a partir de los 250 lúmenes por metro cuadrado. Para áreas muy específicas en las que sea necesaria una gran visibilidad, pueden alcanzarse hasta los 500 lúmenes por metro cuadrado.
- Dormitorios de adultos: Se recomiendan niveles bajos, de entre 50 y 150 lúmenes por metro cuadrado. No obstante, son necesarias luces focalizadas más potentes en las mesillas o cabeceras para facilitar la lectura.
- Dormitorios infantiles: Son necesarios mayores niveles, de unos 150 lúmenes por metro cuadrado, por la mayor actividad de los niños.
- Salón, pasillos, entrada y otras áreas comunes: Lo normal son iluminaciones que oscilen entre los 100 y los 300 lúmenes por metro cuadrado. Adecuando aquellas áreas que requieran esfuerzo visual, como zonas de lectura o estudio, con luz focalizada intensa.
¿Dónde encontrar esta información?
En la actualidad, las bombillas LED con tecnología de última generación ofrecen una gran variedad de intensidades y colores, y podrás encontrar bombillas de múltiples formatos o diseños. Y ahora también comprobar en la etiqueta su flujo luminoso.
Gracias a esta gran diversidad, podrás iluminar tu hogar u oficina teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto. Existe una gran oferta de niveles de intensidad luminosa, desde los 320 lúmenes de la bombilla LED de 4 vatios hasta los 1050 lúmenes de la de 12, pasando por los 470 lúmenes de la de 7.
Un mismo dormitorio transmite sensaciones muy diferentes en función de la luminosidad y temperatura de la iluminación.
Por Marta Rodríguez